La reactivación de la Armada impulsadas por los gobiernos Ilustrados completadas con la creación de un Observatorio astronómico anexo a la Academia, el Real Observatorio de Cádiz, en el que los oficiales más adelantados pudiesen completar con la práctica observacional los conocimientos teóricos de astronomía impartidos por el centro. El proyecto de establecer un observatorio fue propuesto al Marqués de la Ensenada por Jorge Juan, con la pretensión de invertir en este asunto los fondos que se gastaban en pensionar cadetes para que estudiasen en Londres. Su idea era la de construir un centro que atendiese las necesidades de la Armada, concibiéndolo como un lugar de adiestramiento técnico anexo a la Academia de Guardamarinas.
Nació, de esta forma, un centro de investigación astronómica estructuralmente unido a una institución docente como la Academia de Guardamarinas, característica que conservaría hasta que, en 1804, se produjese el nombramiento de un Director para el Observatorio, desde entonces totalmente independiente de la Academia. Las primeras acciones llevadas a cabo, tras en visto bueno del Marqués de la Ensenada al proyecto, fueron la adquisición de instrumentos astronómicos en Londres y Paris, llegados a Cádiz en 1753, el nombramiento del sabio francés Luis Godin como director de la Academia de Guardamarinas, de la que, como ya hemos dicho, dependía el recién creado Observatorio, y el arreglo y acondicionamiento de la Torre del castillo de la Villa que había sido elegida para su emplazamiento. A partir de entonces, iniciaría su andadura científica y docente el Observatorio Astronómico que dispondría de una mayor cantidad de días despejados en todos los existentes en la Europa de la época.
Realmente, los resultados logrados mediante las escasas y ocasionales series de observaciones emprendidas durante la primera etapa de la vida del establecimiento, si bien poseen un marcado valor histórico, pues fueron las primeras, tienen un valor científico relativo, dados su carácter esporádico y asistemático. Como veremos más adelante, fue a partir del periodo en el que Vicente Tofiño ostentó la dirección de la Academia cuando, con la consideración exhaustiva de los errores de los instrumentos marinos, el empleo de distintos métodos e instrumentos y la realización de series de observaciones, se empezó a dotar a los resultados de una solidez científica importante.
Como responsable de las actividades astronómicas del real Observatorio de Cádiz, Vicente Tofiño impulsó el primer plan sistemático de observaciones. Ayudado por José Varela, otro ejemplo de marino ilustrado, puso un especial cuidado en el arreglo y ajuste del principal instrumento del Observatorio, el cuarto de circulo mural encargado por Jorge Juan a medidos de siglo, y construido en Inglaterra por John Bird.
Por aquellos años, el observatorio gaditano comenzó a ser conocido en el extranjero. El relevante astrónomo francés Lelande, en su Atronomie (Paris 1771) citó los trabajos astronómicos de Tofiño de la siguiente manera: “El Observatorio de la Marina de Cádiz es muy sólido, muy cómodo y dotado de muy buenos instrumentos, el señor Tofiño de san Miguel, director de la Academia de marina, ha observado ahí el paso de Venus de 1769“. Algo parecido ocurrió en el segundo tomo de la obra de Verdun de la Crenne, Borda y Pingré. titulada “Voyage fait par ordre du Roi en 1771 et 1772, en diverses parties de l’Europe, de l’Afrique et de l’Amérique, pour vérifier l’utilité de plusieurs méthodes et instrumens” (Paris 1778) en el que puede leerse “Hicimos nuestras observaciones en el observatorio de los Guardias-Marinas, arreglamos los péndulos por alturas correspondientes y por pasos del Sol y de numerosas estrellas por el anteojo de un cuarto de círculo de seis pies de radio. Los señores Tofiño, capitán de fragata, y Varela, teniente de navío, directores del Observatorio y ahora corresponsales de la Academia de Ciencias, cooperaron en nuestro trabajo con todo el celo y la inteligencia posibles…“.
Una vez determinados con exactitud los errores del cuarto de circulo mural, tarea imprescindible antes de empezar cualquier observación precisa, se inició el trabajo observacional. Entre 1773 y 1776, Tofiño y Varela llevaron a cabo numerosas observaciones para la determinación del mediodía por alturas correspondientes al Sol, tránsitos del Sol, de la Luna, y de planetas por el mural, ocultaciones de estrellas por la Luna, observaciones de los satélites de Júpiter y determinaciones de posiciones de estrellas. El resultado es éste ambicioso programa observacional quedó plasmado en las Observaciones hechas en Cádiz, en el Observatorio Real de la Compañía de cavalleros Guardamarinas, publicadas en dos volúmenes (Cádiz 1776 y 1777)
SOCIEDAD GEOGRÁFICA ESPAÑOLA